Desgarro de Mallory-Weiss

El síndrome de Mallory-Weiss consiste en laceraciones de la membrana mucosa del esófago, normalmente causados por realizar fuertes y prolongados esfuerzos para vomitar o toser. Aparece en la unión gastro esofágica; y puede ser causa importante (5%) de hemorragía gastro intestinal superior.

La enfermedad fue descrita en 1929 por G. Kenneth Mallory y Soma Weiss en pacientes alcohólicos. La incidencia de la enfermedad es aproximadamente 4 casos por cada 100.000 personas, tiende a afectar más a los hombres que a las mujeres y puede aparecer a cualquier edad.

Los desgarros del esófago están cercanamente asociados a hábitos alcohólicos, bulimia y en algunas evidencias se demuestran la presencia de hernia hiatal como una condición predisponente. También pueden ser causados por convulsiones epilépticas o a la ingesta repentina de salicilatos. El síndrome de Mallory-Weiss se presenta frecuentemente como un episódio de vómitos con sangre (hematemesis) después de violentos intentos para vomitar.

El diagnóstico se realiza con una endoscopia, además puede demostrarse con una angiografía después de una inyección de una sustancia de contraste. En la mayoría de los casos, la hemorragia se detiene espontáneamente después de 48 horas y se espera una cicatrización en aproximadamente 10 días. El tratamiento quirúrgico y/o la endoscopia es a veces requerido para suturar o ligar una arteria sangrante.

El tratamiento es normalmente efectivo si la hemorragia persiste y puede que sea necesaria una transfusión sanguínea. La terapia puede incluir cauterización, fotocoagulación endoscópica o inyección de epinefrina para detener la hemorragia durante el proceso de la endoscopia o bien utilización de la sonda de dos balones Sengstaken–Blakemore.

Muy raramente se requiere la embolización de las arterias que proveen irrigación a la zona afectada con la finalidad de poner fin a la hemorragia. Si el desgarre es de suficiente calibre, puede causar irritación del mediastino o un derrame de pleura, la membrana que recubre los pulmones si se llegase a escapar jugos gástricos, pero son complicaciones raras.

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