Parálisis de Erb Duchenne
Duchenne de Boulonge acuñó en 1872 el término de parálisis obstétrica a una parálisis braqueal bilateral del neonato descrita años antes. No fué sino hasta 1874, cuando Erb describió la localización de la lesión: C5-C6. En 1885, Klumpke describió una parálisis similar para el plexo inferior.
Esta parálisis hace referencia a una lesión de toda la porción del plexo braquial notada al momento del parto. Las lesiones asociadas con el plexo braquial superior se denominan parálisis de Erb, y aquellas asociadas a lesión del plexo braquial inferior se denominan de parálisis de Klumpke.
Estas parálisis usualmente están asociadas a un trabajo de parto vía vaginal complicado, o distósico, y por ende son raras (1%) en partos con resolución vía alta (cesárea). Los factores asociados son: alto peso al nacer, distocia de hombros y presentación podálica.
En cualquiera de estas posiciones complicadas se puede, en la atención del parto ejercer una excesiva tracción lateral de la cabeza del neonato lejos de los hombros, causando varios grados de lesión a los nervios, incluyendo la ruptura de las raices y troncos nerviosos e incluso avulsión de las raíces de los nervios de la médula espinal, ocasionando una lesión permanente.
Con la mejora en el cuidado obstétrico la incidencia de estas parálisis ha disminuido significativamente. Su incidencia global oscila entre 0.2-4% de todos los nacidos vivos.
La presentación clínica de la lesión al momento del parto puede ser sutil, pero los días consecuentes a este, puede comenzarse a notar: un brazo rotado internamente y pronado sin movimiento de hombro, codo, mano y flexión de la muñeca. Con parálisis completa del plexo baquial, todo el brazo y mano están privados de movimiento.
El tratamiento consiste en la protección de estrés a las articulaciones circundantes, ligamentos y tendones. La terapia física se utiliza para mantener un rango de movimientos pasivos de las articulaciones. Algunos autores creen que si el infante no muestra recuperación neurológica a la edad de 4 meses, la intervención quirúrgica debe ser programada, la cual incluirá una reconstrucción e injerto neural si es necesario.